Adaptación

Ambigüedad necesaria:
cotidianidad versus momentos.
Darnos lo que necesitamos
en medio de lo que nos sobra.
Sentados en el preciso instante
en el que se esconde el sol,
debo confesarte que no tenía ganas
ni de amanecer.
Tan doloroso es el pecado de soñar
como el golpe de la responsabilidad
que llega con los años.
Yacen nuestras mentes forzadas a ocuparse,
dentro de nuestro cuerpos
suplicantes por descanso.
Y aunque el espíritu se conecte al abrazo,
los pies adquieren vida propia
a través de la prisa.
Quiero respirar paz fuera del atraso
para ir a algún lado,
con alguien, para algo.
Detener el giro del eje en tus labios.
Amarte más allá de la vida real.

Sin retorno

Esta vez, ni siquiera temo por mí.
Es la primera vez
que quisiera tan solo que me encuentres primero…
Y jamás pensé que te lo pediría,
Más, si puedes escoger, te pido ser yo lo que necesites.
Y proponer tal disparate podría ser un error,
pero, en otro tiempo…
No ahora, si sus ojos continúan mirando esta tierra.
Es que aquella retina tiene que seguir fijándose
en los árboles grandes,
en los animales pequeños,
en las esporas del polvo,
en otros ojos sin dueño.
Él que hace que florezca la tierra infértil,
tiene que quedarse.
Más, yo, que he cumplido con conocerlo
e interceder ante ti, debo irme.
Y, si decidieras dejarme,
que sea siempre para irme antes.
Déjalo pintar con sus palabras
las almas grises de quienes se tope.
Déjalo esculpir con su ejemplo
los espíritus nacientes de quienes halle.
Él, que hace que mi norte se ilumine,
dale más luz… Dale tu piedad.

Ablación

Privilegio de Occidente,
razón de horror del otro lado.
Placer desconocido en Oriente,
al otro extremo, no encontrado.

A alguien le han dicho donde quedaba.
Se ha sorprendido de no saber.
¿Cómo recordar lo que no estaba?
¿Cómo imaginar lo que nunca fue?

Le dijeron que era bautizo,
limpiarle el alma, purificación.
Le dijeron que su papá así lo quiso,
que no se discute lo que dice el varón.

El paraíso le fue arrebatado
aún cuando no balbuceaba ni ‘sol’.
Y ahora que quiere que la amen abajo,
no puede sentir allí el calor…

Le cuentan sus amigas ya en la universidad
a la que escapando de casa, ha podido entrar
que hay cosquillas y unicornios
que jamás verá…
Que sienten pena por ella,
porque tampoco pudo huir de la maldad.

Más, no se aflige sino que lucha
en nombre de ella y las demás
que se desangraron en aquel bautizo
que no llegaron su historia a contar…

Por si no vuelvo igual

De hojita en hojita
como migajas de pan
he soltado mensajes
que ojalá puedan llegar.
Por si me pierdo
puedas hallarme,
por si estoy en peligro
poder voltear.

Foto, ubicación y nombres,
sé que me debo anclar
por si el viaje fuera muy largo
porque quiero volver igual.
Que no parezca que temo
si algo sale mal,
que me acompañen tus lecciones
si quiero a ti regresar.

Bendición, pulsera o tatuaje
que me identifiquen si no estoy más.
Que sepas como visto y entonces
puedas saber donde iba a estar.
Me acompañan las amigas,
mi hermano, mi novio Juan o mi papá,
no te preocupes madre
si hay más de uno, van a dudar.

Pero, madre jura con tu alma,
por si no volviera igual,
que vas a luchar sin calma
para el destino de alguien más cambiar.

Éxtasis emocional

¡Corro, corro, corro!…Sí,
como si no hubiera más momento…
Siempre tarde,
siempre risa,
siempre ardiente.
¿Dije ardiente?

Tengo la felicidad puesta al grill
para cuando toque comérmela
junto a un atardecer soleado.

¡Corro, corro, corro!…Sí,
me detengo.
Saboreo lo que tiene la vida.
A prisa, de pronto, lento.
Así, como si no hubieran más ¡te espero!
No aguanto el reloj de pies quietos.
A ratos, me relajo aunque el estrés me envuelva.
Y en mí, pienso.
Pero, otra vez pienso y corro;
y corro y pienso.
Como si pudiera hacerlo más intenso…
Y a veces, respiro y me puede el silencio.
Y las lágrimas se derraman
durante un te amo tan humano y tan incierto.
Tan frágil y vulnerable,
tan tonto y voluble,
tan esperanzado y nada eterno,
que sale de los labios de quien he decidido amar.
Y me entrego:
al peligro del infarto,
del último soplo de vida,
a la casualidad, a la coincidencia,
a lo animal del cuerpo.

Hay ocasiones en las que en cambio,
tengo un buffet de quemeimportismo
servido a su mesa,
a vuestras mesas,
a tu mesa.
Oye bien, que no miento.
Nublados pedazos de mes
en los que apuesto a la tristeza y la pereza
de oír,
de ser,
de ver,
y amar…
Y no me amo ni en la pizca de sal
que brota de mi propia mirada
en tiempos de crisis,
en tiempos de llanto.
Y siento que nada merezco,
que soy chatarra, soy infierno.
¿Qué?…¿Qué pienso?
Que el humano cree ser de acero
y olvida que incluso llorar es bueno.
Y me declaro libre.
Y lloro ríos de caudal inmenso.
Y abro mis ojos para llorarle
a lo que no fue.
Pero, también para apreciar
`lo que está siendo’…
quien estoy siendo,
en quien me estoy convirtiendo,
y fijarme en qué sueños
ya estoy cumpliendo…

Luciérnagas

Por las noches nos visitaban
aquellos soles de pequeñas galaxias.
Y recuerdo haber jugado con ellos
Luego descubrí que eran hembras,
valientes todas.
Todas brillantes.

Las veía en sus ojos,
las tocaba despacio, las admiraba…
Hasta que un día
en el jardín del edén construido entre sus manos,
las maté.
No me di cuenta. Me justifiqué. No tuve opción, me dije.
Me culpé de sus cuerpecitos calientes y brillantes todos…
Todos despedazados por mi fuerza.
Me culpé de verlas con las alas rotas.
Me culpé de saberlas solas, desamparadas…
Me culpé de haberlas amado tanto y apretujarlas.

Soy una desadaptada, me reproché.
Porque por las noches en el silencio y la oscuridad,
aquellos soles llenaban de luz nuestros mundos.
Y recuerdo haber jugado con ellos.
Luego descubrí que eran hembras,
decididas todas.
Todas arriesgadas.

Las encontraba en sus momentos,
las acariciaba en cada aventura, las adoraba…
Hasta que en un mes,
en el jardín de árboles de sandía construido en su pecho,
las maté.
No supe cómo. O, me justifiqué. No tuve elección, me mentí.
Me culpé de sus ojitos cerrados,
de sus ganas de huir.
Me culpé de sus últimos alientos exhalados
con dolor.
Me culpé de haberlas ignorado
en todo su esplendor.
Y luego descubrí,
que siempre estuvieron muertas.
Que los fantasmas de sus almas
eran los que volaban sobre las raíces de mis ganas.
Siempre estuvieron muertas y así fingían que volaban.
Y así me hiciste creer que volaban.
Y entonces, comprendí que no era una asesina.
Que me habías dejado sus cadáveres bajo la cama
y que era yo quien las revivía cada que te idealizaba.

Fuerte y claro

Me gusta el sexo.
Me gustan los detalles.
Me gustan los excesos.
Y algo que me entalle.

Me gustan las sorpresas.
Me gustan los dilemas.
Me gusta la tristeza
y la vergüenza ajena.

Me gusta la verdad.
Y usar también la mentira.
Me gustas con pasión
y si de los valores te olvidas.

Me gustan las sonrisas.
Me gustan tus pestañas.
Me gustan los lunares
de tu espalda baja.

Me gusta lo que viene
también lo que se va.
Me gusta que no llegues,
y cuando vas a abordar.

Me gusta el pasado
que puedo atravesar.
Me gusta que parezca
que olvido y empiezo…¡Bah!

Me gusta que me espíen,
que me dejen respirar.
Me gustan ojos claros,
cafés y demás.

Me gusta que decido
donde puedo acampar…
Si al principio de tus labios,
o en tus nalgas más atrás.

Me gusta todo de mí,
que me sobren los espacios.
Y si quieres venir,
que subas muy despacio.

Me gusta que preguntes,
me gusta que me escribas,
me gustaba tu mirada
antes que te decidas.

Me gusta conquistar
y también ser conquistada.
No me disgusta compararme
si tengo la paz asegurada.

Me gusta que soy,
lo que quiero casi siempre.
Y cuando no lo parezca,
voltea a verme la gente.

Me gusta que sabes,
que ahora que me lees
me he bajado la luna
y mis pies pisan fuerte.

Me gustaba lo débil,
me gusta lo fácil,
me gusta esforzarme
cuando nada en mí cabe.

Me gusta el invierno,
me gusta el verano,
me gusta el infierno
que tienen tus manos.

Me gustas caliente,
me gusto yo fría.
Me gusta que si faltas,
encuentro algarabía.

A mi futuro esposo

Yo, que aún tu nombre desconozco
te pido perdón, mi futuro esposo.
Por haber cuidado al incorrecto
Y haber sufrido en el intento.
Por haber creído que mi forma de amar
era por sus críticas, un total sacrilegio…
Cuando tú me adoras de principio a fin
pero todavía desde lejos.

Yo, que aún tu rostro no veo
te pido perdón, mi amor completo.
Por haber creído que pecado era
pedir de otras bocas muchos más besos…
Por haber gastado energías en que otro diga
así como eres te quiero, así «te acepto».

Yo, que aún continuo siendo tóxica para ciertos,
te pido aceptes mis disculpas con respeto.
No conozco aún el camino de rosas y consejos,
desconozco el abrigo que sé que tendré en tu seno.
Yo, que aún sigo confiando en corazones ajenos,
te pido me perdones por disculparme cada vez
que entrego el corazón entero.

Yo, que aún a tus pensamientos
todavía no llego,
te pido me excuses por haber amado a mil y un ciegos.
Aquellos que en mí no vieron,
lo puro de mis intenciones,
el cansancio de mis esfuerzos.

Yo que aún no sé como se escucha tu silencio
y sigo conformándome con el ruido de los reclamos necios,
te pido perdón por asesinar mi lado tierno…
Por reaccionar así ante los que esclavizaron el afecto.
Yo, que aún no entrelazo tus manos y sigo creyendo
que aquel que no ama, me demuestra amor sincero…

Llegada la hora…

Me doy por vencida
en el arte de vencer.
Tal vez, debo cambiarme de bando.
Y sí: volverme parte de los malos.

Me doy por perdida,
debo mudarme de fe.
Tal vez, la ternura no ayuda.
Y sí: volverme de hierro y cigarro.

Me doy por hundida,
en el arte de emerger.
Tal vez, de nadar me he cansado.
Y sí: ahogarme en paz ‘ha de ser’.

Me doy por abatida,
debo mudarme de mes.
Tal vez, solo es un capítulo pinchado.
Y sí: habrán mejores fechas, lo sé.

¿Cómo es que cayó el dominó asegurado?
¿Cómo es que lo dejé resbalarse del ayer?
¿Cómo es que no vi la trampa de costado?
¿Cómo es que saboteé mi felicidad otra vez?

Toca, que llegada la hora,
no sabemos qué hacer.
Preparar una fiesta demora,
¿y qué hacer cuando el que falta es él?…
Toca, que llegada la hora,
a improvisar debemos aprender.
Soplar sin deseos las velas,
quitarse la idea de un final al revés.

Toca, que llegada la hora,
no sabemos cómo reaccionar.
Preparamos comida, fauna y flora,
todo para festejar a un compás.
De pronto, no llega el que era,
¿con quién bailamos el vals?
Toca, obviarnos rituales de fiesta,
seguir alegrándonos por lo demás.

Toca, que llegada la hora
no sabemos qué responder.
Y al resto de invitados otrora
debemos saber como a barcos, mover.
Palabras elegantes en discursos,
copas de Brutt y jazz de pie,
tal vez bailar con poesía,
al resto le quite el estrés.

Toca, que llegada la hora
sabremos como salir después…
La práctica la ha dado la vida,
manuales de cómo afrontar una siguiente vez.

‘Bueno’

La interjección educada y maldita
tocó la puerta de la resignación.
El adjetivo convertido en excusa
clavó su mirada cerca de mi velador.

Aquí estamos él y yo,
me acaricia con sus letras,
le devuelvo en cada lágrima amor.

¡Qué palabra más perfecta!
‘Bueno’ y una sonrisa
disimulada de estupor.
‘Bueno’ y un pensamiento
atorado en el colchón.

¿Cuántas fingidas muecas de alegría
están aún guardadas en el cajón?
¿Cuántas palabras superfluas y vacías
se atoraron con su pronunciación?

Y hoy, te menciono un ‘bueno’ para
fortalecer la idea de un destino poderoso.
Y hoy, intento aceptarlo todo para
que el ‘bueno’ se pronuncie solo.

Y se escribe solo,
se delinea solo,
se marcha solo,
pero me lleva…
‘Bueno’ o tal vez, no del todo.