8 de marzo

Sobre las cenizas de mis hermanas 
soy hoy vida
Del polvo de sus sueños y sus miedos 
nace mi fuerza, mi lealtad 

Cientos de cuerpos calcinantes 
para que hoy pueda levantar mi voz 
Cientos de llantos angustiantes 
que hoy se hacen cántico con mi lucha 

Y aunque las batallas han mutado
aún quedan retrógradas mentes 
cuyo desconcertante derecho de poseer
nos hace seguir firmes en los intentos 

Entonces allí voy
temiendo 
pero de pie 
batallando, 
probando hiel 
defendiéndome, 
dejando piel 
escribiendo, 
gritando en papel
Fabricando un nuevo amanecer 
donde seamos libres 
seguras de estar, vivir y ser 

Sexy lingerie

Rojo, negro, verde, gris,
si me las compro, que sean para mí.
Unas ‘bridal intimates and babydolls’,
para casarme con mi propio amor.

Disfrutar que me acaricia cada encaje,
y ver como las formas, se funden con los tatuajes.
Verme al espejo, tan dulce y tan sensual,
hablarle a mi reflejo de lo que quiero comprar.

Halagarme desde el derroche
de unos centavos sueltos,
para fundirme en las ganas
de conocerme todo el cuerpo.

Y explorarme hasta los más íntimos
y recónditos rincones.
Saber que me gusta y me enfada,
mojarme sola los pantalones…

Darme el derecho de ver mis carnes
saliendo o quedando justas.
Decirme que me gusto entera,
que nada me avergüenza o me asusta.

Ser infinitamente yo,
en sexy lingerie
y de veras, en serio,
apoderarme de mí.

Abrazarme los muslos desnudos
y girar entera en toda la cama.
Hacerme en las manos, fuertes nudos,
jadear desde la imaginación, con ganas.

Y permitirme ver a la divinidad excelsa
en cuanto toque el cielo,
a punta de roces contra las esquinas
y la profundidad de mis propios dedos.

Quedarme mirando mis senos de reojo
que el cabello se mezcle con el sudor de mi antojo,
que exista solo mi mente y toda la creatividad
que puede volverme demente y extasiarme hasta acabar.

Pirómano sentimental

Tuviste el descaro
de volverte pirómano
de nuestro imponente
y hermoso bosque…
Cuando nos había tomado
tanto tiempo y esfuerzo,
sembrar
y verlo crecer.

Lo incendiaste de pronto,
lo incendiaste de veras,
le quitaste la ilusión
de renovarse otra vez.

Le prendiste fuego de forma planeada.
Y lo dejaste solo,
mientras ardía sin más:
Evitaste que desde el río,
el agua llegara
desviaste a los bomberos
que quisieron ayudar.

Y me dejaste morirme
abrazada por las llamas,
fingiendo que no me veías,
fingiendo que no estaba más.

Y tuviste la osadía
de ofrecerme una manta,
cuando mi cadáver calcinado,
en el polvo -confuso-
estaba envuelto ya.

Y tu cinismo
parecía ser entonces
preciado líquido vital,
pero, tus excusas
algo tarde y sin hacerte honores,
ya no me podían levantar.

Yo quiero entender
cómo es que resulta juego,
el verdor y la vida de un bosque
enteramente, incendiar.

Maternidad ignorante

Convierte el sol en migajas de luz para su camino.
Mientras él, le vomita fuego.
No sabe hacer otra cosa.
Y ella no sabe mirar a otro lado.

Cambia el sentido al tiempo
para regalarle más días.
Mientras usa herraduras verbales,
y la marca contra su voluntad.
No sabe defenderse el pellejo.
No sabe usar del todo su voz.

Cosieron sus ideas a la tradición,
la cocieron con el sudor de la vergüenza.
Se fundió su opinión durante siglos,
con muestras de respeto aparentes.

Y tú, que la enviaste al mundo carnal
en cuanto te cortaron la fuente,
la bañas en culpa sin remordimiento alguno.
Y tú, que te finges señora decente,
la cubres de estiércol con cada expresión.

‘Mantener apariencias cuesta conciencias’.
No has cortado el hilo que arrastra nudos,
y la has ahorcado con uno de ellos.
Morada del miedo,
grita piedad a tu sordera conveniente.
Y tú, la ignoras frente a su captor.
Y te sientas a la mesa mientras le sonríes
cálida y de frente.

Y ella entonces, filtra la lluvia de sus ojos,
por su boca bonita, para hacerla cristales
que iluminen tu ignorancia
que interpreta
como amor…
Porque debes quererla igual,
porque ella piensa que lo haces.
Y te busca para cicatrizar
mientras por debajo
la lanzas a sus fauces.

Yenny

A la vuelta del atardecer
se le quedaron sus deseos.
Y de pronto, creo que
con ellos he nacido.

Y en el ojo se ha colado una pestaña:
Es la vejez de su piel que me grita,
que me estoy haciendo grande yo también
que tengo que devolverle tantos sueños…

Ella decidió dar un paso.
Y aquí estoy yo siendo la extensión de su camino
Ella decidió cambiar sus trazos.
Y aquí estoy yo pintando otro destino

Pero siento que me falta,
que me falta volver a su regazo otro rato,
que no estoy lista para convertirme en uno…
Que quiero volver a peinar muñecas.

Y ahora,le pregunto qué quiere.
Y la veo encorvarse diciendo que no es posible.
Que los años pasan factura y un montón de impuestos,
que le duelen las piernas y los huesos…

Entonces yo decido ayudarla a viajar;
a buscar amigas, a devolver con creces su esfuerzo…
Y aún así siento que llevo la ingratitud sobre mis hombros
y se la entrego en cada visita con apuro,
en cada plan a medias,
en cada acuerdo al que no llegamos…

Yo quiero devolverle amaneceres intactos,
con una taza de café en medio de un monte nevado.
Y quiero hacerle un mojito en Cartagena,
y llevarla a reunirse con mi hermana,
y aún así sentiría que
no puedo hacer ni la mitad…

Dedicado a mi madre, Yenny.

Prosa cotidiana femenina

Y se te pido que te pegues a mí,
es por una razón:
quiero que me cubras.
No temo a la noche, ni a su luna,
Temo a las bestias sedientas de inocencia,
a los dráculas del respeto,
a los bichos que nacieron
y que mucho tiempo se escondieron
como ‘bellas’ orugas, dentro de mi barrio,
de mi casa, de la uni, del colegio…

Si te pido que te quedes junto a mí,
no es porque quiera algo,
sino porque en ti confío.
Sé que tú presencia
pueda hacerlos arrepentirse
de abalanzarse,
de negarme el derecho a mi salud mental
por más tiempo,
de reconsiderar frotarse
contra mi cuerpo en un bus.

No me digas que exagero.
No sabes cuánto he callado
por pensar en quejas,
en ineficiencia,
en indefensión…
No sabes cuánto he sufrido
sin denunciar, por la estúpida y social presión…
No me digas que estamos iguales.
La ropa que me hace sentir bien
es a veces la que extasía
miradas ajenas y viles…

El lugar por el que anhelo reflexionar,
es solitario, oscuro y tiene ‘horas’…
¿Debo trabajar en mí?
¿Tengo errados los conceptos de la decencia?

Y si te pido que vengas hoy conmigo
es por una razón,
quiero estar viva y tranquila mañana…

Subidón

Alquiló un cohete de luciérnagas
y voló con la esperanza en las orejas.

Rentó un collar de ruiseñores
para percibir mejor las emociones.

Subió a la cima de la galaxia,
y se lanzó creyendo en su falacia.

Nada hacía feliz a la cantora.
Nada le inyectaba nueva vida.

Pagó un montón de tiempo al espacio.
Trazó el camino entero pa’ fugarse.

Mas nada podía satisfacerla.
Mas nada podía llenar su vaso.

Difícil saciar su mente inquieta.
Difícil unir sus dispersos pasos.

Armó una gran maleta de expectativas
paseó con ella (un buen tiempo)
hasta agotarse.

Rumió mentalmente sus opciones
rindiéndose ante el miedo
de arriesgarse.

Tejió sus dedos al viento incomprensible
y se enredó en las varas de su confianza.

Nada hacía feliz a la poetisa.
Nada en la distancia de mil mares.

Fió en los libros algo de energía.
Y a la TV pidió también su compañía.

Mas nada podía ayudarla con su hastío.
Mas nada podía llenar aquel vacío.

Difícil saber qué quiere cuando habla.
Difícil saber qué busca cuando calla.

Efecto deliberado

No cargues con las culpas
si el placer es grande.
Acurrúcate entre mis piernas,
que los cuerpos se ablanden.

Y que la exótica comisura
de vuestros labios rojos
sientan la textura
de mi cierre y los cerrojos…

Que los vestidos aprietan
si las mentes se abren
y que las ganas se rieguen
si sirven vino más tarde…

No tengas miedo de leerme,
soy para ti biblia abierta.
Y si vas a creer en mis palabras
deposita tu fe en mi lengua.

Teme el momento de confesión
en el que escuches todas las campanas.
O dime si tocando, tal vez solo una,
estarías dispuesto a rezar si pasas.

Y no posee pelos en la lengua
si esperas pureza y letanías.
No quiere mi cansancio una tregua,
dispuesta estoy a aprovechar tu compañía.

Menciono: Sin piedad plantea fantasías
que voy enterrando todas mis costumbres;
que el constructo de la mujer víctima
se entierre hasta la muerte bajo el disfrute.

 

A la calle

¡Mamá, le toca ir a Jazmín!
¡Mamá, no me mande a mí!
¡Mamá, ella puede ser así!
¡Mamá, como yo no puedo!

Papá, prefiero contigo ir.
Papá, no me mandes al ruedo.
Papá, si te ruego a ti,
¿evito irme sola al pueblo?

La mama se enfureció.
El papa cerrado en celos.
¿Tenemos que rogarte a vos?
¡Harás lo que no podemos!

Entonces bajo cabeza,
y la escondo entre mis huesos.
Me digo que solo es un rato,
voy acostumbrando al cuerpo.

Entonces camino más,
y voy a la tienda de Pedro.
Me dice que no me cobra na’,
si me dejo tocar y le doy besos.

Regreso con mamá y papá,
me guardo los centavos sueltos.
Quiero ahorrar para huir de acá
no aguanto más este tormento.

Ablación

Privilegio de Occidente,
razón de horror del otro lado.
Placer desconocido en Oriente,
al otro extremo, no encontrado.

A alguien le han dicho donde quedaba.
Se ha sorprendido de no saber.
¿Cómo recordar lo que no estaba?
¿Cómo imaginar lo que nunca fue?

Le dijeron que era bautizo,
limpiarle el alma, purificación.
Le dijeron que su papá así lo quiso,
que no se discute lo que dice el varón.

El paraíso le fue arrebatado
aún cuando no balbuceaba ni ‘sol’.
Y ahora que quiere que la amen abajo,
no puede sentir allí el calor…

Le cuentan sus amigas ya en la universidad
a la que escapando de casa, ha podido entrar
que hay cosquillas y unicornios
que jamás verá…
Que sienten pena por ella,
porque tampoco pudo huir de la maldad.

Más, no se aflige sino que lucha
en nombre de ella y las demás
que se desangraron en aquel bautizo
que no llegaron su historia a contar…