No existen libros…

La muerte y la vida están listas.
Hijas del tiempo, guerreras decididas,
disputándose el reino del destino en cada cuerpo,
en cada inhalación que hace vibrar un ser…
Segundo a segundo.

Espían detrás del umbral de la suerte,
nos ven pasear de la mano del minutero.
Nos vigilan cautelosas
en el paso por aquel día,
aquel día de ese aniversario
que aún desconocemos.
Ese último sin confirmación,
pero con un ‘aprobado’ tatuado a la condición
de mortalidad, desde el inicio.

Desde aquel trono soberbio y piadoso
nos mira aquella para la que estamos hechos
desde el principio,
la que nos recibe con amor frío
al final del camino.
De la que solo me libro
si escribo y publico.

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